De Drop Dead Diva, prejuicios y estereotipos.

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Entre tantos placeres culposos que no ando contando por ahí, hay una serie de Sony Pictures llamada Drop Dead Diva. La protagoniza Brooke Elliot y se trata de una chica, aspirante a modelo, que muere en un accidente de tránsito y, luego de pulsar el botón equivocado en el cielo, vuelve a la Tierra en el cuerpo de una abogada brillante, exitosa y pasada de peso.
Suena medio tonto así a primera vista, pero la verdad es que tiene una que otra cosa interesante, en especial en la parte legal (soy abogada, me gustan las series de abogados, mátenme por eso, pues). Creo que la pasan por Sony, pero como no tengo tele, no puedo saberlo.
El caso es que en su capítulo 09 de la primera temporada (---alerta, spoiler---) Jane, la protagonista, quiere comprar un vestido que le encanta en una tienda que le encanta, pero descubre que no fabrican su talla. (Oh, la vida misma.) Pero ella, a diferencia de esta otra abogada que escribe la presente, vive en un país de common law y puede demandar a la empresa, y de hecho demanda.
La demanda no va muy bien, pero tampoco les voy a contar todo el capítulo. Sólo quería aprovechar la oportunidad para cerrar una idea sobre la que vengo hablando hace un buen rato.
En la serie, la compañera de caso de Jane, a quien asignan su representación (interpretada por Kate Levering, a quien pueden ver acá para darse cuenta de que no tiene ningún problema con su apariencia), no comprende la frustración de Jane y le dice, básicamente, que se ponga a dieta y haga ejercicios si tanto le gusta ese vestido.
Y ése es el punto, creo yo. Aquellas mujeres que jamás se hayan sentido presionadas por la sociedad para verse de una manera distinta, a quienes jamás se les ha dicho que su apariencia es, de algún modo, "incorrecta", no podrán jamás comprender el asunto. Mi pregunta es ¿existen esas mujeres? En lo personal, creo que todas hemos estado en ese banquillo, porque toda mujer que se someta a sí misma a dos horas diarias de gimnasio y un plato de lechuga y céleri, debe sentir que necesita adecuarse a cierta idea que tiene en su cabeza de cómo debe ser. Y ése es el tema, que en algún momento, algún desquiciado llegó a la conclusión de que debíamos ser, entre otras cosas delgadas, y lo contrario estaba, de algún modo, mal. Si no estás delgada, no estás en lo correcto, y por lo tanto, no puedes exigir a la sociedad que, por ejemplo, fabrique ropa para ti, porque la que está equivocada eres tú, no ellos. (¿¿¿???)
He estado siguiendo últimamente un blog llamado The Seventeen Magazine Project (en inglés). En él, Jamie Keiles, una chica de 18 años de Pennsylvania, acaba de terminar un proyecto que básicamente, consistía en vivir un mes (justamente, el mes anterior a su graduación de secundaria) de acuerdo a los postulados de la revista para adolescentes Seventeen. La idea viene siendo algo así como documentar lo que se supone, consiste en "la experiencia adolescente", pero también (y es obvio, porque Jamie tiene un poco más de dos neuronas) es una clara protesta contra el hecho de que la sociedad pretenda decirnos cómo "debemos" ser, lucir o comportarnos. Eso es aún más claro ahora que el experimento como tal ha terminado (hace un par de días apenas) y Jamie está lanzando su conclusión (y llamando a todas las jóvenes a participar) por medio de un proyecto llamado "Hey mainstream media!". Quienes quieran participar en el proyecto, deben tomar una foto de sí mismos sosteniendo un letrero, con palabras que terminen la frase "Hey medios de comunicación! Yo soy...". Jamie dice en su blog (en inglés en el original):

"Cualquiera puede participar en este proyecto. Esto es, cualquiera que en algún punto se haya sentido incorrectamente representado o excluido por los medios de comunicación. El proyecto NO es sólo para adolescentes. ¿Eres una mujer de raza negra?  Quizás eres más que un personaje de "mejor amiga/descarada". ¿Un hombre heterosexual? Quizás estás interesado en más que sólo fotos de mujeres desnudas. A diferencia de los medios, este proyecto no excluye ni aparta a ningún grupo demográfico".

No hace falta decir que me parece extraordinario que una chica de 18 años esté llevando a cabo algo como esto, ni que trataré de hacer mi póster y tomar mi foto en los próximos días, de algún modo (mi cámara murió). El punto al que realmente quería llegar es éste: No somos sólo blanco y negro. No somos sólo chicas a las que nos gusta la moda y el maquillaje, y queremos dedicar el resto de nuestras vidas a cocinar y limpiar. No somos sólo chicos a quienes les gusta golpearse unos a otros, hechos para la matemática, la mecánica y la guerra. No sólo eso, sino que a algunos seres humanos les gusta la informática y la moda, la matemática y la música, algunos quieren tener hijos y otros viajar por el mundo, algunos no sueñan con comprar casa y carro y perro antes de los treinta, algunas saben programar y hacer boeuf bourguignon.
A veces sólo quiero que, si me van a poner etiquetas, al menos no me metan en cajitas. Que en vez de ser como un correo en hotmail, que sólo puede estar en una carpeta a la vez, me permitan ser como uno en gmail, que puede tener tantas etiquetas como sea posible y pertenecer a todas.
Sigue siendo limitado, pero entre esas opciones, yo claramente preferiría la segunda.

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