Escenas de aeropuertos
Escena 1.
Aeropuerto de Frankfurt (Alemania). M. está en la fila de inmigración para entrar a la Unión Europea. El oficial en la ventanilla es un señor alemán flaaaaaco, como de sesenta años, tan blanco y tan rubio que es prácticamente transparente. M. piensa, me jodí pa'l coño, este carajo con esa pinta y esta historia universal de la infamia, seguro es racista.
Oficial: Good morning, your passport please. (El tipo agarra el pasaporte y lo ve. Súbito cambio al español. Sonrisa pepsodent). Oh, Venezuela! Buenos días, ¿cómo está usted?
M: (atónita) Buenos días, muy bien, gracias...
Oficial: ¿A dónde se dirige?
M: A Hungría...
Oficial: (ya con el sello en la mano y todavía con la sonrisa de oreja a oreja como si se acabara de ganar algo) ¿Cuál es el motivo de su visita?
M: Voy a un congreso...
Oficial: (ya sellando el pasaporte) ¿Cuántos días estará con nosotros?
M: Hasta el jueves...
Oficial: Muy poco, muy poco. ¡Que tenga buen viaje, buenos días!
M. recoge su pasaporte y se marcha, atónita.
M.: Buenas tardes...
Oficial: (silencio sepulcral y caradeculo. Chequea el pasaporte y la tarjeta migratoria). ¿A qué viene al país?
M.: (...) A vivir... vivo aquí...
Oficial: ¿A qué se dedica?
M.: Soy abogada...
Oficial: Chica, ¿y esa vaina que tienen los abogados de que les digan dotor a qué se debe? Porque ustedes no son dotores un coño...
M.: (impacientándose) Bueno, a que hace un poco de años, los títulos que daban las universidades eran de doctor en derecho, y se quedó la costumbre (pensando para mis adentros: ¿qué tiene que ver la rúcula con la rótula?)
Oficial: Uhmmm... ¿Y usté dónde trabaja?
M.: En el mintra...
Oficial: Ah, pero es que tú eres venezolana?
M.: (... ... ...)
El oficial se recuesta en la sillla, bosteza, se pone a teclear cosas en la computadora y como un minuto más tarde, sella el pasaporte y lo devuelve. M. entra al país mientras la cola, del lado de allá de la ventanilla, sigue creciendo.
* Las escenas, como se notará, no corresponden al mismo viaje. Si les cuento cómo me trataron en Maiquetía esta vez, se ponen a llorar. El viaje de regreso, mañana, seguro da para otro post.
Aeropuerto de Frankfurt (Alemania). M. está en la fila de inmigración para entrar a la Unión Europea. El oficial en la ventanilla es un señor alemán flaaaaaco, como de sesenta años, tan blanco y tan rubio que es prácticamente transparente. M. piensa, me jodí pa'l coño, este carajo con esa pinta y esta historia universal de la infamia, seguro es racista.
Oficial: Good morning, your passport please. (El tipo agarra el pasaporte y lo ve. Súbito cambio al español. Sonrisa pepsodent). Oh, Venezuela! Buenos días, ¿cómo está usted?
M: (atónita) Buenos días, muy bien, gracias...
Oficial: ¿A dónde se dirige?
M: A Hungría...
Oficial: (ya con el sello en la mano y todavía con la sonrisa de oreja a oreja como si se acabara de ganar algo) ¿Cuál es el motivo de su visita?
M: Voy a un congreso...
Oficial: (ya sellando el pasaporte) ¿Cuántos días estará con nosotros?
M: Hasta el jueves...
Oficial: Muy poco, muy poco. ¡Que tenga buen viaje, buenos días!
M. recoge su pasaporte y se marcha, atónita.
Escena 2.
Aeropuerto de Maiquetía (Venezuela). M. está en la cola de inmigración para entrar a Venezuela. Hay como doscientas personas en cola, sin ánimo de exagerar. M. supone que la cosa no debe ser mayor trámite, siendo venezolana. Hora y media después, M. pasa con el oficial.M.: Buenas tardes...
Oficial: (silencio sepulcral y caradeculo. Chequea el pasaporte y la tarjeta migratoria). ¿A qué viene al país?
M.: (...) A vivir... vivo aquí...
Oficial: ¿A qué se dedica?
M.: Soy abogada...
Oficial: Chica, ¿y esa vaina que tienen los abogados de que les digan dotor a qué se debe? Porque ustedes no son dotores un coño...
M.: (impacientándose) Bueno, a que hace un poco de años, los títulos que daban las universidades eran de doctor en derecho, y se quedó la costumbre (pensando para mis adentros: ¿qué tiene que ver la rúcula con la rótula?)
Oficial: Uhmmm... ¿Y usté dónde trabaja?
M.: En el mintra...
Oficial: Ah, pero es que tú eres venezolana?
M.: (... ... ...)
El oficial se recuesta en la sillla, bosteza, se pone a teclear cosas en la computadora y como un minuto más tarde, sella el pasaporte y lo devuelve. M. entra al país mientras la cola, del lado de allá de la ventanilla, sigue creciendo.
* Las escenas, como se notará, no corresponden al mismo viaje. Si les cuento cómo me trataron en Maiquetía esta vez, se ponen a llorar. El viaje de regreso, mañana, seguro da para otro post.
Comentarios
Por si no te lo dijeron en Maiquetía: Bienvenida de vuelta a Venezuela!
Adri
En fin... en medio de todo, felizmente podemos viajar.