Un par de líneas al azar
Habló por un rato. Yo intenté contestarle con coherencia, disimulando el extraño nerviosismo que sentía. Fue una conversación de aeropuerto, como no podía ser de otro modo. Ella venía de Praga e iba hacia alguna parte de Suramérica. Su vuelo se había retrasado, unas horas o unos días, no lo sabía aún. Me quedé mirando sus manos, largas, finas y blanquísimas, que buscaban en su bolso de mano, pausada, quedamente, como dando un tiempo a cada movimiento, como si tocara una melodía que sólo ella podía escuchar. Sacó sus papeles -pasaporte, boleto, visas y permisos diversos a los que uno se termina acostumbrando de tanto viajar -y comenzó a organizarlos sobre su regazo, como si los apilara en el orden en que iban a pedírselos. Yo miré hacia otro lado. Tuve miedo de saber su verdadero nombre, su apellido, de ver la foto en su pasaporte, de ver una partida de nacimiento o algo que certificara su existencia en el mundo real.
Un fragmento de mi segundo libro de cuentos, "Aviones de papel", a publicarse en 2011 :)
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