Platón en píldoras y Maquiavelo en jarabe

Viviendo entre intelectuales y wannabes literarios, obviamente, estoy más que acostumbrada a que me miren feo cuando acepto en público el hecho de que de vez en cuando leo cosas que caen en la categoría de autoayuda. Me leí Quién se ha llevado mi queso, lo acepto, y también La princesa que creía en cuentos de hadas. Hubo una época en que me gustaba Coelho, y sólo después de Cómo mandar a la gente al carajo me di cuenta de que nada de eso tenía sentido para mí: ya mando a la gente al carajo bastante bien y regularmente.
Pero, tal como lo he dicho, nada de eso tenía sentido para mí: reconozco el hecho de que hay gente para la cual, algunos de esos libros, o fragmentos de ellos, tienen sentido. Y no veo nada de malo en ello, quiero decir, no toda la comida es caviar y no toda la literatura es Vargas Llosa, y eso no quiere decir que haya algo malo en un plato de nachos con queso.
A todas éstas, después de pasar por Oli y Corri y por las sillas de un par de sicólogos (¿ya nadie usa divanes en este país, gente?), debo reconocer que me harté de cualquier cosa que prometiera ayudarme de cualquier manera a estar menos loca. Empecé por decirme, bueno, qué rayos, así están las cosas y yo soy quien soy. Pero resulta que, después de la dichosa autoaceptación, uno sigue teniendo problemas. Dilemas éticos, problemas personales, decisiones profesionales difíciles y peleas con la familia. Eso es la vida, y ¿cómo lidiar con eso?
A estas alturas de la vida, resulta que me vino bien otro libro "de autoayuda". El tan mentado Más Platón y menos Prozac, de Lou Marinoff, que no es una obra maestra de la literatura, pero enseña a tomarse las cosas, literalmente, con filosofía. Filosofía for Dummies, si así lo quieres, pero filosofía al fin y al cabo. Porque para gente como yo, no se trata de agarrar una de esas declaraciones de la columna de Coelho en Todo en Domingo y repetirla como mantra. Uno necesita entender por qué las cosas funcionan de una determinada manera, no sólo el motor del carro, sino también nuestra cabeza. Y al ir leyendo, nos vamos dando cuenta de que nuestros problemas son problemas filosóficos. No todos, es decir, el hecho de que no me alcance el sueldo al final de la quincena y de que mi pareja viva en otra ciudad son problemas materiales, pero incluso, la forma en que lidio con esas cosas, y que me genera aflicción, puede ser simplemente un problema de incongruencia en mi sistema filosófico, en mi ética, en mi escala de valores.
Y bueno, así están las cosas. Ésta no es una reseña literaria, es mi sugerencia de que, si creen que sus problemas van por ahí, y no están interesados en sentarse en la silla de un sicólogo a que les expliquen cómo todos sus conflictos personales no resueltos tienen que ver con su madre, y son de esa clase de gente a la que le gusta pensar, analizar y leer, quizás les sirva para algo la mentada terapia filosófica. No es un remedio para todos, al igual que no a todo el mundo le gustan los nachos con queso. Por lo menos es interesante.

Comentarios

Gabriela dijo…
Si la vida trajera instrucciones, por lo menos deberían venir escritas con más claridad que los manuales de instrucciones de los artefactos domésticos.
PS: a mí me gustan los nachos con queso.
:D
marianne dijo…
A mí también. No hay nada de malo con ellos, ¿verdad?
:D
Alvaro Ramos dijo…
En lo que es auto-ayuda solo he leído a Paulo Coelho, pero cuando leí "El vencedor está solo" un amigo me dijo que como leo a Coelho significa que tengo problemas psicológicos.

Sigh, el colegio aburre.

A mi también me gustan, aunque solo los he comido una vez en el cine.

pd.: En una sala de mi cole había como un sillón de psicólogo y sin darme cuenta me quedé leyendo ahí echado, el libro "Manual del guerreo de la luz", me tomaron una foto y bueno (sigh, el colegio...).
Lenin dijo…
Bueno. Yo siempre he pensado en hacer un libro de autoayuda de mil paginas, con una sola pagina en el medio que diga "Gasta mejor tu plata". Les huyo, les huyo a esos libros de autoayuda . Im biased!. Regalé "El Alquimista". Sabes quien es Hunter Thompson?? ese mi querida extraña.. es un buen antídoto.

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