La vida embalada
Reúne todos tus recuerdos y mételos ordenadamente en cajas de cartón. Elige un sistema o invéntalo, por orden alfabético, color, tamaño o fecha. Cierra la caja y clausúrala con cinta de embalar.
En ese proceso se te quedarán uno o dos momentos del pasado que no caben en ninguna caja. Todas están llenas, o ninguna tiene la forma adecuada. Deberás respirar profundo y dejarlo atrás. Lanzarlo sin mirar al fondo de una bolsa de basura, o regalarlo, venderlo, o simplemente dejarlo en el lugar que abandonas como si lo hubieras olvidado. En cualquiera de los casos deberás tomar aire y valor, todo en uno, sabiendo que ese objeto que dejas te ata a un momento que no quisieras abandonar, y que desde ese instante, te irá dejando poco a poco hasta que ya no exista en tu memoria, que es lo mismo que no haber pasado.
Una vez que hayas dejado todo en cajas -o en bolsas de basura, o en manos de algún incauto-, llama al servicio de mudanzas. Te dejarán sin un céntimo y maltratarán los pocos souvenirs de tu pasado que pudiste conservar. Arrojarán tu vida, contenida en cajas de cartón- al fondo de un camión y la dejarán maltrecha y abandonada en un nuevo lugar, tan vacío como éste que ahora abandonas, de pie en la puerta, con la mano en el pestillo y una leve indecisión difícil de identificar.
No mires atrás, no querrás convertirte en sal. Deja que los momentos vividos en el sitio que ahora abandonas, se disuelvan en el aire sin tu presencia, sin nadie que los rememore en esas mismas paredes. Inevitablemente algo cambiará, cosas se perderán y no volverás a verlas nunca, y otras quedarán como sobrevivientes del naufragio de tu mudanza. De cualquier modo, no mires atrás. Tienes por delante un montón de cajas de cartón por desempacar.
En ese proceso se te quedarán uno o dos momentos del pasado que no caben en ninguna caja. Todas están llenas, o ninguna tiene la forma adecuada. Deberás respirar profundo y dejarlo atrás. Lanzarlo sin mirar al fondo de una bolsa de basura, o regalarlo, venderlo, o simplemente dejarlo en el lugar que abandonas como si lo hubieras olvidado. En cualquiera de los casos deberás tomar aire y valor, todo en uno, sabiendo que ese objeto que dejas te ata a un momento que no quisieras abandonar, y que desde ese instante, te irá dejando poco a poco hasta que ya no exista en tu memoria, que es lo mismo que no haber pasado.
Una vez que hayas dejado todo en cajas -o en bolsas de basura, o en manos de algún incauto-, llama al servicio de mudanzas. Te dejarán sin un céntimo y maltratarán los pocos souvenirs de tu pasado que pudiste conservar. Arrojarán tu vida, contenida en cajas de cartón- al fondo de un camión y la dejarán maltrecha y abandonada en un nuevo lugar, tan vacío como éste que ahora abandonas, de pie en la puerta, con la mano en el pestillo y una leve indecisión difícil de identificar.
No mires atrás, no querrás convertirte en sal. Deja que los momentos vividos en el sitio que ahora abandonas, se disuelvan en el aire sin tu presencia, sin nadie que los rememore en esas mismas paredes. Inevitablemente algo cambiará, cosas se perderán y no volverás a verlas nunca, y otras quedarán como sobrevivientes del naufragio de tu mudanza. De cualquier modo, no mires atrás. Tienes por delante un montón de cajas de cartón por desempacar.
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