Más tonterías, que para eso es un blog
Vivo en una de las zonas más costosas de mi querida y caótica Valencia. La verdad es que no puedo ni soñar en ver jamás, en un solo sitio, la cantidad de dinero que cuesta una de estas quintas; vivo alquilada en un anexo que, curiosamente, fue el único lugar accesible a mi bolsillo que pude conseguir.
Con los italianos que me alquilan el anexo tengo, muy de vez en cuando, interesantísimas conversaciones sobre política y gestión pública. Son, es evidente, personas que, más que estudiar (que no es que no lo hayan hecho), han vivido, y han vivido prestando atención a las cosas que ocurren a su alrededor, y en consecuencia, saben muchísimo, claro.
Como es obvio, cada vez que es "temporada de cacerolas", todos mis vecinos escandalizan a la urbanización con el ruido estruendoso de sus enseres de cocina, que con certeza jamás habrán conocido el concepto de una olla vacía. Entretanto, el vigilante de la urbanización, en su garita, escucha a todo volumen "Aló Presidente", echado hacia atrás en su silla de plástico.
Jamás se me ha ocurrido quejarme con mis caseros de que el ruido de sus cacerolas no me dejara dormir en un día laborable, como tampoco me he quejado cuando traen mariachis a las doce de la noche de un domingo. Para ser justos, tampoco he visto que ningún vecino le haya requerido nunca -con amabilidad o sin ella- al vigilante que le baje los decibeles a la voz del Presidente que resuena inusitadamente alta desde la pequeña radio. Un ejemplo de tolerancia mutua, supongo.
La otra cuestión es que a los vigilantes los cambian cada dos o tres días y nunca los vuelvo a ver, a excepción de uno o dos que regresan cíclicamente. Así que supongo que nunca sabré qué escuchaba en la radio aquel viejito que, una vez, al verme regresar -un domingo 13 de abril- de una marcha, vestida de un rojo imposible de no ver, me dijera, con una sonrisa:
- ¡Buenas noches, camarada!.
En otro orden de ideas -aunque quizás sea el mismo-, como trabajo en el Mintra, me toca calarme todos los días a la gente -funcionarios y empleados- que llegan a pedir cualquier cosa, vestidos del mismo y ya mencionado rojo imposible, de pies a cabeza, gritando su pasión desenfrenada por Chávez. El problema, o mejor dicho, lo que me saca la piedra, no es eso, sino el hecho de que yo estudié en la universidad con la mitad de esa gente y me acuerdo clarito de que eran adecos, copeyanos o primerojusticieros. Y a mí me da exactamente igual lo que ellos sean, lo que me da rabia es que se disfracen. Me da dentera la gente falsa. Yo no les digo nada, claro, porque igual cada quien tiene derecho de ser o fingir lo que quiera, pero me da una rabia.
Me dicen que es porque el Gobierno no contrata a "escuálidos". De repente hasta les creería, si no fuera porque todos ellos firmaron. Yo no me he inscrito en el PSUV porque no me ha dado la gana, y el día que vengan a decirme que si no lo hago me botan, tendré preparada la renuncia.
Perdón a los lectores por la leña. Es que no estoy de muy buen humor hoy.
Con los italianos que me alquilan el anexo tengo, muy de vez en cuando, interesantísimas conversaciones sobre política y gestión pública. Son, es evidente, personas que, más que estudiar (que no es que no lo hayan hecho), han vivido, y han vivido prestando atención a las cosas que ocurren a su alrededor, y en consecuencia, saben muchísimo, claro.
Como es obvio, cada vez que es "temporada de cacerolas", todos mis vecinos escandalizan a la urbanización con el ruido estruendoso de sus enseres de cocina, que con certeza jamás habrán conocido el concepto de una olla vacía. Entretanto, el vigilante de la urbanización, en su garita, escucha a todo volumen "Aló Presidente", echado hacia atrás en su silla de plástico.
Jamás se me ha ocurrido quejarme con mis caseros de que el ruido de sus cacerolas no me dejara dormir en un día laborable, como tampoco me he quejado cuando traen mariachis a las doce de la noche de un domingo. Para ser justos, tampoco he visto que ningún vecino le haya requerido nunca -con amabilidad o sin ella- al vigilante que le baje los decibeles a la voz del Presidente que resuena inusitadamente alta desde la pequeña radio. Un ejemplo de tolerancia mutua, supongo.
La otra cuestión es que a los vigilantes los cambian cada dos o tres días y nunca los vuelvo a ver, a excepción de uno o dos que regresan cíclicamente. Así que supongo que nunca sabré qué escuchaba en la radio aquel viejito que, una vez, al verme regresar -un domingo 13 de abril- de una marcha, vestida de un rojo imposible de no ver, me dijera, con una sonrisa:
- ¡Buenas noches, camarada!.
En otro orden de ideas -aunque quizás sea el mismo-, como trabajo en el Mintra, me toca calarme todos los días a la gente -funcionarios y empleados- que llegan a pedir cualquier cosa, vestidos del mismo y ya mencionado rojo imposible, de pies a cabeza, gritando su pasión desenfrenada por Chávez. El problema, o mejor dicho, lo que me saca la piedra, no es eso, sino el hecho de que yo estudié en la universidad con la mitad de esa gente y me acuerdo clarito de que eran adecos, copeyanos o primerojusticieros. Y a mí me da exactamente igual lo que ellos sean, lo que me da rabia es que se disfracen. Me da dentera la gente falsa. Yo no les digo nada, claro, porque igual cada quien tiene derecho de ser o fingir lo que quiera, pero me da una rabia.
Me dicen que es porque el Gobierno no contrata a "escuálidos". De repente hasta les creería, si no fuera porque todos ellos firmaron. Yo no me he inscrito en el PSUV porque no me ha dado la gana, y el día que vengan a decirme que si no lo hago me botan, tendré preparada la renuncia.
Perdón a los lectores por la leña. Es que no estoy de muy buen humor hoy.
Comentarios
Comparto tu opinión, un blog es, en gran medida, un depósito de tonterias, pero de tonterias interesantes (la mayoría de las veces)
¡Buenas noches, camarada!
:)
es el equilibrio del mundo
No me parece ninguna tontería, dicen por ahí que leer es ponerse los ojos de otros.
Aquí, ahora, más que nunca.
Aunque hay algunos colores que no distingo con la distancia...
Me podrán aclarar que es "adeco, copeyano, primerojusticiero y escuálido"
Gracias!