Un regreso apresurado
Para bien o para mal (como diría uno de mis grandes y más culposos placeres, Arjona), he vuelto.
De hecho, como un par de amigos por ahí ya descubrieron (maldita sea mi falta de originalidad), había vuelto un rato atrás, en otro blog que aún no sé si migrar a esta cuenta o dejarlo donde está, porque pertenece a otro estilo, a otro orden de ideas, en fin, a otra de mis personalidades múltiples.
Pero descubrí que allá no puedo hablar como aquí. Que no soy libre sino siendo yo, y no sólo una parte de mí.
Mi otro blog me gusta, sin embargo. Me sirve para dejar mi bipolaridad y mi continua tristeza al margen de este espacio que me gusta así como es, blanco, espacioso, luminoso y a veces incómodo, jejeje. El otro es un buen lugar para que viva mi alter ego.
En fin. Siendo el caso de que, como les había mencionado, abandoné este blog por razones emocionales -una racha terrible para mí-, debo ser honesta y leal a quienes han sido honestos y leales conmigo, y contarles que ya estoy mejor; que descubrí cuál es el problema y cómo solucionarlo -no es que sea tan fácil, pero ya lo sé, que es algo-, en fin, que ya sé qué quiero hacer con mi vida.
Ya les iré contando.
También, entre unos regaños que me echaron por ahí (Julio, lo único que te faltó fue el cacerolazo) y el darme cuenta de que igual, no puedo esconderme, tuve que aceptar que ya era hora de regresar.
Todavía, amigos, sigo sin entender por qué hay gente que me lee para insultarme, en vez de irse a leer algo que le resulte agradable. Pero creo que ya estoy en mejores condiciones emocionales para tolerar a aquellos que andan por la vida (y por el internet) paseando su camión de basura interno.
Por ahora, sólo les dejo dicho esto. Ando por aquí.
Comentarios
Es un placer leerte!
SAludos!