Pero el amor, esa palabra...

"pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta
donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo
si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
si solamente estás donde ya no te busco."
(Julio Cortázar, Objetos Perdidos)

Ella aún te ama, sabes, no sé si decírtelo. No sé si contártelo porque sé que aún la amas, pero también sé que ya no es lo mismo. Que tu corazón ya no salta al verla, que ya no te imaginas el anillo en su dedo con tu nombre grabado por dentro, que ya no te ves contando sus arrugas y tus canas en la esquina última de la vida.
Ella aún te ama, no sé si lo sabes, pero tampoco sé si decirte que ella tampoco te ama como antes, que aunque aún anhela verte, que aunque aún se sonroja cuando alguien la descubre amándote en silencio, ya nada es lo mismo tampoco para ella, porque un día dejó olvidada la inocencia y la fe en la banca de un parque, y cuando regresó a buscarla, se la habían llevado.
Ella aún te ama, aunque a veces lo sepas, aunque a veces lo dudes, aunque a veces estés seguro de lo contrario. Y aunque quieras creer que ese hombre al que ella ama ya no eres tú, lo cierto es que es precisamente por eso, porque su amor fue cambiando contigo, que ella ya no sabe manejarlo sino con la tristeza, sabiendo que su amor por ti es ahora un artefacto inútil, un juguete que se cayó detrás del armario y que nadie recuerda, ni le hace falta.
Ella aún te ama, aunque no tenga demasiado claro qué diablos es el amor, aunque ciertos días no sepa si vale la pena, aunque ciertas noches especialmente difíciles sienta miedo de dejar de sentir, de que inclusive el dolor desaparezca y la vida empiece a parecerse demasiado a la muerte.
Ella, aunque ya no sabe quién es, aún te ama, aunque no sabe quién eres.