Intermedio (Libertad por dos días)

Me he tomado la licencia de darme, a mí misma, vacaciones por dos días. En estos días de enfermedad, perdí evaluaciones y me atrasé en clases, de modo que no puedo posponer más allá del viernes próximo una cantidad de obligaciones que tengo pendientes.
Pero las puedo posponer hasta el viernes.
Así que, acogiéndome al precepto de no dejar para mañana lo que pueda hacer pasado mañana, y lamentándome de que mi reposo médico termine hoy, acabo de finalizar la última obligación que no se podía postergar para el viernes, y me propongo olvidarme del mundo, los exámenes, las fechas tope y el derecho administrativo, por lo mínimo hasta el fin de semana.
Hoy, voy a escribir.
De acuerdo, en este caso escribir también es una obligación. Tengo que terminar un par de artículos que me están pidiendo por aquí, y un par de cuentos que tengo pendientes por allá... pero las obligaciones que uno disfruta llevar a cabo están en el muy impreciso límite entre el trabajo y el placer, ¿no es cierto?
Así que hoy, voy a escribir. Y lo voy a disfrutar. Eso no es un propósito, es una consecuencia lógica.
De algo debe servir la convalecencia.

Comentarios

Anónimo dijo…
Amiga... si este blog es algo como nuestras conversaciones filosóficas y políticas, será un blog que me encantará leer todos los días...

Un abrazo! Tu amigo,

Alberto Alvarez López
Hola Marianne... Celebro comprobar que ya estás más repuesta de tu decaimiento. No pude evitar recordar a Virginia Woolf tras leer tus líneas y evocar sus frágiles estados de ánimo entre una neuralgia y la otra; no obstante, sus momentos de álgida creatividad provenían de estos sumideros mentales. Enhorabuena. Te propongo que conviertas la adversidad en un alicate de inspiración. Yo a veces lo hago.
¡Ah!, olvídate del psicólogo: yo, al menos, prefiero estar loco que cuerdo como los demás.

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