Eco y escribir para uno mismo
Acabo de leer esta nota en el diario Clarín, según la cual Umberto Eco declaró, en la Feria del Libro de Budapest, que
Como quiera que no conozco a Eco ni creo que lo haga jamás, me importa, en sus palabras, un rábano su odio hipotético. Pero fuera de eso, tengo que admitir que estoy de acuerdo. Un escritor escribe para alguien, sea ese alguien un lector específico, un cierto conglomerado o un lector ideal, imaginario, pero nunca para sí mismo. No mintamos.
Mi impulso de escribir, esa necesidad irrefrenable de dejar cualquier cosa que esté haciendo porque se me acaba de ocurrir un cuento, nace de mí, sin duda, de un lugar allá adentro que no he logrado identificar pero que, por lo general, me gobierna. Pero eso no significa que, al escribir, lo haga únicamente para exorcisar ese fantasma que me ocupa; el hecho mismo de escribir conlleva, presupone, la existencia de un lector, aunque ese lector, por cuestiones del mundo editorial, quizás no exista nunca realmente.
Uno trata, en lo posible, de olvidar a ese destinatario mientras escribe (para mí, olvidarlo es una de esas metas inalcanzables) a fines de no manchar el texto, de no ensuciar la historia con ese afán de agradar que tenemos todos, unos más que otros. Pero incluso este post, con su efimereidad, necesita de ustedes, lectores digitales.
Y digo yo, si un escritor escribe y nadie lo lee, ¿hace ruido?
"el escritor siempre comunica con alguien", con el público. "Odio a los escritores que dicen que escriben para sí mismos", dijo. "Lo único que escribimos para nosotros mismos es la lista de la compra", añadió.
Como quiera que no conozco a Eco ni creo que lo haga jamás, me importa, en sus palabras, un rábano su odio hipotético. Pero fuera de eso, tengo que admitir que estoy de acuerdo. Un escritor escribe para alguien, sea ese alguien un lector específico, un cierto conglomerado o un lector ideal, imaginario, pero nunca para sí mismo. No mintamos.
Mi impulso de escribir, esa necesidad irrefrenable de dejar cualquier cosa que esté haciendo porque se me acaba de ocurrir un cuento, nace de mí, sin duda, de un lugar allá adentro que no he logrado identificar pero que, por lo general, me gobierna. Pero eso no significa que, al escribir, lo haga únicamente para exorcisar ese fantasma que me ocupa; el hecho mismo de escribir conlleva, presupone, la existencia de un lector, aunque ese lector, por cuestiones del mundo editorial, quizás no exista nunca realmente.
Uno trata, en lo posible, de olvidar a ese destinatario mientras escribe (para mí, olvidarlo es una de esas metas inalcanzables) a fines de no manchar el texto, de no ensuciar la historia con ese afán de agradar que tenemos todos, unos más que otros. Pero incluso este post, con su efimereidad, necesita de ustedes, lectores digitales.
Y digo yo, si un escritor escribe y nadie lo lee, ¿hace ruido?
Comentarios