#thebigmove : Una hoarder tratando de ser minimalista

Durante mi larga existencia de embaladora de vidas (no es tan larga pero, ay, qué larga se siente), siempre me ha maravillado la capacidad que tenemos para acumular cosas inútiles. Los objetos se apilan, unos sobre otros; salen de los rincones más insólitos cuando nos toca clasificarlos y meterlos en cajas: aquella camiseta que dábamos por perdida, fotos de personas que ya no recordamos, libros que jamás volveremos a leer, un brazalete que ya no combina con nada, y basura, basura, basura, porque la mayoría de los objetos no resisten al tiempo, y tarde o temprano, se convierten en basura.
Me juro a mí misma que haré de esta mudanza un intento de convertirme al minimalismo, de deshacerme de tantas cosas inútiles que sólo ocupan espacio y acumulan polvo, pero la verdad es que, una vez con las cosas en la mano y en el momento de decidir si echarlas a la caja o a la bolsa de basura, la decisión no es tan fácil. Siempre creeremos que "vamos a necesitar" algo que, después de sellada la caja, olvidaremos por completo que existía o que lo poseíamos.
Y es que mi frase favorita parece ser "Mira, esto estaba aquí!", cada vez que me consigo con algo que no recordaba siquiera tener. Me gustaría, de verdad, tener un hogar con lo justo y necesario, con el lugar adecuado para mis libros y sin gavetas llenas de cosas raras e indescifrables. Pero la pregunta permanece: ¿cómo se hace eso?
Después de mucho acumular cosas sin significado, he llegado a la conclusión de que la compulsividad por comprar cosas no es más que un intento desesperado de crearnos una especie de red de seguridad. Somos como cigarras guardando para un invierno que no va a llegar nunca, solamente para sentirnos más tranquilos, más seguros. Si estalla la bomba nuclear, tendremos nuestro búnker de los '50 lleno de cosas que recordamos que existen.
Yo sólo sé que miro a mi alrededor, con la cinta de embalar en una mano y el marcador en la otra, y me pregunto, si en vez de comprar todo esto, hubiera guardado todo ese dinero, ¿cuánta plata tendría en este momento?
Y les digo la verdad, me imagino un billete de avión a París.

Comentarios

Gabriela dijo…
Pasaje a París... y seguramente que hasta en primera clase, ja, ja.

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