En la cuerda floja y contrarreloj

Antes de que me pregunten si ya terminé, pues no. El examen que tenía ayer (con todo y defensa del trabajo) me quedó para mañana. Gracias a Dios, porque después de todo, no me sé la materia (arbitraje mercantil, jamás vi algo tan aburrido) y el trabajo no está ni tan listo. Pero que estrés existencial.
Mamá me llama para pedirme auxilio. Ella tiene, todos los sábados, un programa de radio regional sobre ecología, y me dice que le falta material para el de esta semana. Lo quiere para hoy. ¿Cómo se le dice que no a una madre? (Sobre todo a la mía, tendrían que conocerla). Otra cosa más que tengo que hacer ya. Gracias a Dios por el Internet.
Y sin embargo, heme aquí, perdiendo el tiempo. Es que las ganas de estudiar me están matando. (Sí, claro, cómo no). Y el libro de Clarice Lispector que me regaló mi novio ayer (quinientas páginas de cuentos) llamándome desde la cama.
Fuerza de voluntad, señores. ¿Alguien tiene un poco que me preste?

Comentarios

Gabriel Payares dijo…
Clarice lispector es lo máximo. ¿Qué libro te regalaron?

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