Sin tiempo para el blog
Los últimos días han sido un trajín tras otro. Problemas con el banco, reclamos, colas; comprar un nuevo celular, aprender a usarlo, equivocarme una y otra vez, acostumbrarme a él; la persecución de un vestido para mi graduación; más colas; encontrar los zapatos perfectos; más colas; la firma del acta el viernes (trajín en tacones, llenar planillas, tomarse fotos, ¿ya mencioné las colas?). De modo que no he tenido tiempo para escribir nada (ni on ni offline), de hecho, hace dos semanas me prometí comenzar mi primera novela y no he escrito ni una línea hasta el sol de hoy. Claro, cualquier excusa que ponga será estúpida: la verdad es que he llegado cansada, a las siete, todos estos días, y me he acostado a leer Harry Potter and the Deathly Hallows (que ya terminé) y ayer, un libro con cuatro obras teatrales de Oscar Wilde que compré en Librerías del Sur a tres mil bolívares (Mi favorita: La importancia de llamarse Ernesto, que leí ayer por quinta vez y me reí como si fuera la primera). Lo cierto es que la flojera no me permite, una vez llegada a casa, asumir posición vertical y dedicarle un rato a los cuentos abandonados, sino que me hace, más bien, meterme en cama con un buen libro y malcriarme un rato.
El hecho es el siguiente: Mañana comienzo a trabajar. De modo que ya preparé mi ropa, mi estrés, mis nervios y mi maletín, pero asumo que eso, probablemente, significa no postear en este blog, quizás, en un par de semanas. Quién sabe. También es posible que encuentre, después de todo, tiempo para escribir, puesto que me dediqué en estos últimos días a una actividad frenética que me permitió terminar una larga lista de cosas por hacer, de modo que mi anillo está listo, mis papeles entregados, mi vestido cuelga en el clóset y mis zapatos descansan en su respectiva caja. Es posible que mañana me encuentre con que llego con ganas de escribir un post, un cuento, un ensayo, o la primera página de mi novela.
Eso espero. Porque de lo contrario, auguro una larga temporada sin una línea de ficción.
El hecho es el siguiente: Mañana comienzo a trabajar. De modo que ya preparé mi ropa, mi estrés, mis nervios y mi maletín, pero asumo que eso, probablemente, significa no postear en este blog, quizás, en un par de semanas. Quién sabe. También es posible que encuentre, después de todo, tiempo para escribir, puesto que me dediqué en estos últimos días a una actividad frenética que me permitió terminar una larga lista de cosas por hacer, de modo que mi anillo está listo, mis papeles entregados, mi vestido cuelga en el clóset y mis zapatos descansan en su respectiva caja. Es posible que mañana me encuentre con que llego con ganas de escribir un post, un cuento, un ensayo, o la primera página de mi novela.
Eso espero. Porque de lo contrario, auguro una larga temporada sin una línea de ficción.
Comentarios
mejor vive mijita!
Lo mejor está por venir, chama.
Un abrazo.