Esto se acabó: Presenté el último examen de la carrera. Soy abogada
Se acabó. Oficialmente, el miércoles pasado (a eso de las tres de la tarde) presenté mi último examen en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UC. Como era obvio, el profesor no nos podía dejar ir "lisos", e hizo durar un examen que debía empezar a las ocho de la mañana, hasta eso de las 4:30 p.m. Todo sea por arruinarnos la caravana. Pero a fin de cuentas, luego de lamentarme porque mi apellido no fuera Abreu, o Arteaga, o cualquier cosa que me hubiera permitido almorzar, resultó que a media tarde todavía me llamaba Díaz y pasé, muerta de hambre, a presentar el examen.
No me acuerdo qué contesté. Pero era uno de esos exámenes asesinos, en que teníamos que entregar un trabajo que pasamos meses haciendo, para que el profesor ni siquiera lo leyera; dejarnos interrogar sobre un tema aburridísimo y luego defender el trabajo que, a su vez, trataba de otra cosa aburridísima. El mío, sobre los Seguros contra Fraudes en Tarjetas de Débito y Crédito. Me puse creativa, ¿no? Al punto que el profesor, que estaba devolviendo todos los trabajos, me pidió quedarse el mío. Yo le dije, claro, es un honor, mientras pensaba para mis adentros: Si me lo devolvía, de todos modos pensaba quemarlo a la salida...
Volví papelillo la guía del examen, almorcé ese día a eso de las seis de la tarde, y ayer me dediqué a vaciar mi clóset de todo papel relacionado con este largo e interminable año de estudios. (No sin antes equiparme con bolsas para basura, claro). Ahora evado la realidad, apoltronada con mi libro de Clarice Lispector (por cierto, es Cuentos Completos, de Alfaguara), huyéndole, mientras puedo, al menos hasta la graduación, a la pregunta:
Y ahora, ¿qué hago?
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