Lo confieso: descargo libros de Internet


Lo confieso, sí: Tengo el disco duro lleno de libros, libros por los que no he pagado, libros por los que (¡oh!) no siento ni un décimo de la culpa que debería, cuando los leo.
Lo confieso: No estoy hablando de textos del dominio público; no hablo del Lazarillo de Tormes ni de Calderón de la Barca, ni siquiera del Quijote, no. Hablo de libros de Roberto Arlt, de Bolaño, incluso (¡oh!) de Vargas Llosa. Hablo de Milan Kundera y de Saramago. Hablo de que he leído los últimos cuatro libros de Harry Potter en versión .doc, bajados gratis en alguna página escondida en los entresijos de Internet. (Que no me escuche Bloomsbury, Dios sabe de qué son capaces).
Confieso, sí, que me creo capaz de encontrar casi cualquier cosa en los laberintos de la red, aunque a veces termine leyendo A room of one's own en inglés, porque no se consigue en español a menos que importe la traducción que hizo Borges, y no me alcanzan los dólares ni para el envío. Y confieso también que no me resulta igual de divertido traducir a Virginia Woolf que a Albert Einstein, que es mucho más fácil.
Confieso que en mi computadora anterior tenía una "biblioteca" de doscientos libros (ninguno de ellos me costó un céntimo, ¡oh!, ni siquiera un bolívar fuerte) y que, como el dinosaurio en cuestión no tenía puerto USB, me dio tanto fastidio pasarlos a mi nueva laptop de dos en dos, que terminé dejándola formatear con todo, y ahora me arrepiento tanto, pero tanto. Y sin embargo, ya llevo en mi nueva biblioteca pirata treinta y seis libros de toda clase, muchos de los cuales aún no he leído, porque, lo confieso, ¡oh!, cuando tengo buenas rachas y puedo comprar (y encontrar) las versiones en papel, prefiero a Clarice Lispector y a Cortázar que al mismo Proust.
Asumo la culpa. Vivo en Valencia, donde, al entrar a una librería por En Busca del Tiempo Perdido, consigues dos ediciones distintas... del tomo 3. Hay cosas que no tienen nombre. Les preguntas, como para arriesgar a la suerte, por Respiración Artificial, y luego de poner cara de bizcos, buscarlo en el sistema y ver que no aparece, te mandan a buscar en la sección de Medicina.
Así cualquiera se descorazona.
De modo que confieso. No me basta con Google Books, ni siquiera con JustFreeBooks. Me meto de cabeza en los pasadizos más oscuros de Internet, paso entre los libros de Paulo Coelho y los ensayos de neoideología suramericana, hasta conseguir a Bolaño o a Hemingway. Confieso, también, que si algún día tengo la suerte financiera de convertirme en un Coelho o una J.K. Rowling de las ventas (espero que no de la literatura, pero por la plata baila el mono) quizás termine dando declaraciones desaforadas, o demandando a E-Bay, como la Rowling. Aunque la verdad, preferiría terminar como el brasileño, que aunque acepta no tener idea del P2P, parece tomárselo con soda.
Como quiera que ese final parece altamente improbable, por el momento seguiré haciendo lo que toque para proveerme de libros, al menos hasta que en Valencia exista una librería decente. O yo me mude.

Comentarios

antesdelunes dijo…
Yo he leído por los mismos medios: A Brave New World, 1984, Farenheit 451, varios de Asimov (El Imperio Romano, La República Romana, 100 Preguntas Básicas de la Ciencia, Las Palabras y los Mitos), Psicomagia de Jodorowski, la serie completa de Harry Potter en inglés.

Había intentado comprar el primer volumen del Criptonomicón en tres ciudades distinta y nunca lo he podido conseguir... así que lo descargué y lo leí.

No te sientas culpable, leer es tan precioso que no deberíamos pedir disculpas por hacerlo bajo ninguna circunstancia. Ahh... y mi biblioteca digital es mucho más grande que la tuya. Si tienes algún antojo...
marianne dijo…
;) está bien, no me haces "coco". Tengo pocos meses con esta computadora, después del desastre del formateo, y la verdad he tenido una buena racha en las librerías. Sin embargo la oferta no es despreciable... estamos pendientes por ahí.
1984 y Fahrenheit 451 se cuentan entre mis favoritos. El primero lo leí hace mucho tiempo en digital; el segundo, en papel. No rechazo nada de Asimov, tampoco. Saludos, y gracias por la visita!
Anónimo dijo…
Ah...la vida cultural valenciana!!! Cuántos recuerdos: peregrinaciones adolescentes, encargo de libros que "no llegan", ataques asmáticos debido a los libros viejos de la Farriar... Y me enteré que el señor de la Cultural se murió. Es decir, sólo queda rebuscar en los tramos de la Tecni-ciencia, la Alegría o Nacho -ese híbrido entre papelería-librería-peluchería-, a ver qué libro que valga la pena inventariaron por equivocación. Ni soñar preguntar a los zombies que atienden por el menú disponible. Es perder el tiempo.
Todavía en Mérida puedes comprar algunas cosas, en Caracas también; pero lo cierto es que esta es una situación generalizada, nacional. No hay remedio: el 50% de los dólares que te "autoriza" cadivi para los viajes regresarán indefectiblemente convertidos en tinta y papel. Eso sí, compras lo que te da la gana, no sólo lo que hay.

Chau

P.D.: Felicitaciones por el concurso!!!
David Colina dijo…
Te felicito por el premio, esperamos leerte pronto. Gané uno de los puestos de cada día un libro el año pasado y la gente del perro y la rana no ha ladrado ni croado (respectivamente) para enterarme sobre la publicación. Tengo una palm que compré con una plata de un concurso de aquí del Táchira y, confieso, la adquirí con la malsana intención de leer así lo que no consigo en ninguna parte. Qué alegría la de leer a Salinger, Lem, Kundera, Julio Ramón Ribeyro, por decir cuatro que por acá no conseguía ni por error.
Chau

David Colina

P.D.
Es lindo graduarse de abogado.

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