Fe (Post tardío de Año Nuevo)
El texto predictivo de mi teléfono celular, por razones que desconozco, cierto día de diciembre me cambió la seña y cuando trato de escribir la palabra "de", escribe en primer lugar la palabra "fe". Cada vez lo cambio, pero lo sigue haciendo.
La Biblia dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Yo no sé, por la sencilla razón de que la fe es algo que no sé cómo se siente, puesto que jamás lo he sentido. Sobre Dios, no entro en polémicas, por cuanto no tengo razones para afirmar que existe, pero tampoco me atrevo a decir lo contrario. Con frecuencia, en mis perfiles de internet, me declaro agnóstica. Yo qué sé, de nada, como para opinar. Lo que sé es que en mi corazón no ha existido jamás esa certeza, esa convicción de lo que no se ve. Y me pregunto si la fe (en general, no sólo la fe religiosa) tendrá algo que ver con la esperanza, y si todo esto será lo que lleva a mi ya conocido pesimismo.
Cierto es que espero que este año sea mejor que el anterior. Y no es que el anterior fuera malo, sino que empezó muy bien, continuó aún mejor y al final me dio un golpe en mitad del estómago que me hizo pensar, Vaya, a este año le caí gorda y quiere matarme a la salida. El caso es que no me dio con suficiente fuerza y heme aquí, empeñada en escribir una novela, empeñada en visitar París este año y conocer la Torre Eiffel, porque para qué luego si se puede ahora. Espero, como les digo, y si espero, debe ser que tengo alguna clase de esperanza, por lingüística básica.
En resumen. Escribo este tonto post sólo para que sepan que estoy de vuelta, y para dejar por acá una acción de gracias a todos los que me han escrito, comentarios, correos o mensajes de texto, para darme ánimos, para hacerme saber que están ahí o simplemente para recordarme que todos pasamos por las mismas cosas, que todos estamos hechos del mismo polvo.
La Biblia dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Yo no sé, por la sencilla razón de que la fe es algo que no sé cómo se siente, puesto que jamás lo he sentido. Sobre Dios, no entro en polémicas, por cuanto no tengo razones para afirmar que existe, pero tampoco me atrevo a decir lo contrario. Con frecuencia, en mis perfiles de internet, me declaro agnóstica. Yo qué sé, de nada, como para opinar. Lo que sé es que en mi corazón no ha existido jamás esa certeza, esa convicción de lo que no se ve. Y me pregunto si la fe (en general, no sólo la fe religiosa) tendrá algo que ver con la esperanza, y si todo esto será lo que lleva a mi ya conocido pesimismo.
Cierto es que espero que este año sea mejor que el anterior. Y no es que el anterior fuera malo, sino que empezó muy bien, continuó aún mejor y al final me dio un golpe en mitad del estómago que me hizo pensar, Vaya, a este año le caí gorda y quiere matarme a la salida. El caso es que no me dio con suficiente fuerza y heme aquí, empeñada en escribir una novela, empeñada en visitar París este año y conocer la Torre Eiffel, porque para qué luego si se puede ahora. Espero, como les digo, y si espero, debe ser que tengo alguna clase de esperanza, por lingüística básica.
En resumen. Escribo este tonto post sólo para que sepan que estoy de vuelta, y para dejar por acá una acción de gracias a todos los que me han escrito, comentarios, correos o mensajes de texto, para darme ánimos, para hacerme saber que están ahí o simplemente para recordarme que todos pasamos por las mismas cosas, que todos estamos hechos del mismo polvo.
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Saludos!